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Conchuela negra del olivo en cítricos

Publicado: Jueves Septiembre 12, 2019

Las conchuelas son insectos que presentan una caparazón protectora dura adherida al cuerpo del insecto. Las ninfas son de color café amarillento o anaranjado, el primer estado es móvil y luego se fijan en hojas y ramillas. Hembras adultas y ninfas de conchuela negra.   

Nombre científico, orden y familia

Saissetia oleae (Olivier) (Hemiptera: Coccidae).

Hospedantes principales

Almendro, cerezo, chirimoyo, ciruelo, duraznero, damasco,
limonero, lúcumo, mandarino, naranjo, olivo, palto, peral,
pomelo y vid.

Descripción y ciclo

La hembra adulta tiene forma de semiesfera, color pardo oscuro a negro y mide de 3 a 4 mm de diámetro. Sobre su caparazón tiene una rugosidad en forma de H, que aparece en la ninfa II.

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Bajo su caparazón pone varios cientos de huevos de forma ovalada y color amarillo, que cambian a rosado con el desarrollo del embrión.

Las ninfas migratorias o “crawlers” que eclosan son de color amarillo a pardo, aplanadas, con ojos, antenas y patas que le permiten migrar del caparazón y fijarse sobre los tejidos, alimentarse y luego mudar pasando al 2° y 3er estadios ninfales.

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La ninfa de 3er estadio tiene un color entre amarillo y pardo, en ocasiones con matices rojizos, y es de consistencia blanda, por lo que se le conoce como ”estado gormoso” La conchuela negra del olivo en cítricos presenta una generación anual y eventualmente pueden llegar a ser dos.

Daño

La alimentación de savia de sus hospedantes origina la excreción de mielecilla, que es expelida hacia el entorno. Esto permite el desarrollo de fumagina, que al caer sobre los frutos, reduce su calidad y afecta su valor comercial.

La fumagina que cubre el follaje impide un adecuado proceso de fotosíntesis, lo que afecta el vigor de la planta completa (Foto 3).

Manejo de la plaga

Monitoreo: la fumagina y la presencia de hormigas pueden ser indicadores de un ataque de conchuela negra, que debe ser corroborado mediante observación directa (con lupa 10x) de los huevos bajo el caparazón, de las ninfas y la presencia de enemigos naturales.

Muestrear la plaga en al menos 20 árboles/cuartel, tres a cuatro veces al año durante: invierno, fines de primavera, a comienzos y fin de verano.

Control biológico:

entre la diversidad de enemigos naturales se encuentran varias especies de Metaphycus, que parasitan selectivamente los diferentes estadios ninfales. Scutellista caerulea es otra avispita cuya larva depreda en ocasiones más del 50% de las conchuelas en ovipostura (Foto 4).

 

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